Es extraña la habilidad, asombrosa en muchos casos, de algunos dirigentes políticos para blanquear y volver digeribles palabras que les interesan, como por ejemplo, el malabarismo del PSOE para convencer a España de las bondades de la palabra «amnistía», «verificador» y, aunque en el horizonte, referéndum. Aquí surge algo que se podría denominarse «amnesia selectiva», según lo definió en 1956 un viejo militante del Partido Comunista francés, el soviétologo Alain Besançon.

